Bendita sea la crisis...
Publicado el 18 de febrero de 2009
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Albert Einstein,
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"No podemos pretender que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mayor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar 'superado'. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penas violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la incompetencia".
"El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla".
"El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla".
En videos para ganar dinero no hemos podido resistirnos a transcribir y compartir contigo el texto precedente que, sin duda, tiene la virtud de reflejar las sensaciones que muchos tenemos ante la actitud generalizada de girar los ojos y los bolsillos hacia el gobierno, con la expectativa de que nos pague el desempleo de forma indefinida, afronte nuestra hipoteca, tape nuestros agujeros o nos procure un puesto burocrático millonario, vitalicio y, de ser posible, hereditario. Pues sí, parece que la cultura del esfuerzo, del sacrificio, del trabajo bien hecho, de la competitividad o de la superación personal se ha perdido para siempre, o tal vez nunca hayan existido. El único pensamiento posible es el de encarecer el despido, prolongar la percepción de prestaciones y subsidio, ofrecer premios en metálico por no trabajar, por fracasar, por arruinarse, por estar en la cárcel o por no ayudar a los demás durante varios años bisiestos.
La contrapartida es la de aplicar severos castigos en forma de discriminación o de impuestos medievales como consecuencia de trabajar duro, de sacrificarse, de esforzarse, de ahorrar, de competir, de aprender, de tener éxito o de tratar de conseguir con esfuerzo aquello que se desea. ¡Qué extravagancia!.
Por ello, cuando llega la crisis, todos miran hacia el Estado, buscando el premio al fracaso y el Estado se congratula de conseguir tantos afectos fáciles a costa de los recursos de los que sí trabajan, sí se esfuerzan, sí se sacrifican o sí compiten. Subvención, ayuda, subsidio, prestación, despilfarro, déficit, asuntos propios, pensión, enchufe, prebenda y corrupción son algunas de las pocas palabras que caben en este discurso único. Es el Estado del Bienestar para algunos, y el Estado del Malestar para otros muchos, muchos, muchos abnegados de toda condición, que tienen que sufragar estos desmanes y a los que suele calificarse desde el poder con términos poco elogiosos.
Como bien expresa el texto que con anterioridad hemos transcrito, una crisis es una oportunidad para crecer, para superarse, para hacerse consciente de nuestras debilidades, en suma para fortalecernos. Si un error es siempre una oportunidad para aprender, una crisis es la mejor ocasión para crecer en lo personal, en lo profesional y en lo social. ¡Ah!, y el texto del principio no es de ningún banquero, ni de ningún líder sindical, ni del Papa, ni del FMI, ni de Guillermo Ortiz. Es de Albert Einstein.
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Comments
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Estoy gratamente sorprendido por tu adelanto y por el gran espiritu que le pones a tus comentarios GRACIAS
Atte
Juan A Ibarra